martes, 19 de enero de 2016

Sálvame - Jusrtin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 28

Habían de todo tamaño, clase, color y grosor. Un mundo por descubrir. Justin posó suavemente una de sus manos en mi espalda, empujándome para hacer que entrara dentro de la habitación. Había unas largas escaleras para alcanzar los libros de los estantes más altos, sillones y mesas y lámparas en dos esquinas. Una alfombra realmente bonita estaba en el suelo, con diseños florales rojos y verdes oscuros. Sentí la mirada de él sobre mi rostro, expectante.

—¿Te gusta leer?
—Por mi leería todo el día… —murmuré, sin mirarlo. 
—Ve y revisa lo que quieras. Debo hacer unas cosas —me sonrió antes de alejarse de la biblioteca, dejándome sola.

Caminé hacía una mesa, dónde habían varios libros. Me hinqué frente a ellos y comencé a ver sus títulos, hasta que vi uno; Romeo y Julieta.

Mi libro… En mi casa… Junto con los otros de mi madre. ¿Cómo los pude haber olvidado allí? Debía tenerlos. Ahora. Ya.

Me levanté, decidida a ir hasta allí para buscar mis libros. Sabía ya por la hora que mi padre no estaría en casa, así que tenía como dos o tres horas como mínimo para ir y volver. Nadie debía verme si quería ir rápido, así que bajé las escaleras lo más despacio posible. Por mi peso y estatura, mis pasos eran ligeros y no resonaban por el suelo, pero aún así tuve cuidado.

Llegué a la sala, dónde estaba al fondo la puerta que daba el exterior. No había nadie, excepto Sr. Tuko, quien estaba sobre el sofá, mirando mi llegada expectante. Abrí la puerta, escuchando y chirrido de parte de ella. La abrí lo necesario como para poder salir.

Corrí por las rocas y tierras y pedazos de césped ágilmente. No quería demorarme mucho. Justin podría ir a buscarme y no encontrarme dónde me había dejado, o también Jazmin, o Pattie , o Michael. 

(…)

El olor dentro era insoportable. Platos y vasos amontonados en el lavaplatos, sucios, de hace semanas. El suelo lleno de migajas, húmedo, con hongos. Todo estaba deteriorado. Papá no había echo nada mientras yo no estaba. Me sentí mal por él en un momento, pero luego me arrepentí. Fui a mi habitación, que se encontraba tal cual cómo la había dejado. Me agaché bajo para ver bajo mi cama y vi los libros. Todos. 

Sonreí y los cogí entre mis manos, sintiendo el conocido tacto sobre mis dedos. Revisé los títulos una ves más y comencé a ojearlos. 

Lo que me llamó la atención, fue que entre las hojas de en medio habían unos sobres y papeles. Arrugados y sucios, todos juntos. Tomé el más grande que se encontraba doblado por la mitad. Era suave, por más que estuviera arrugado. Un papel grueso, resistente. El miedo había comenzado a picar sobre mi cuero cabelludo. Lo desdoblé y comencé a leer con atención cada palabra.

El mundo cayó sobre mis pies.

—Adopción… —susurré, bajo mis propias lágrimas— Padres biológicos: Patrick Wells y Christina Wells. Padres adoptivos: Seth Deveraux y Amanda Deveraux… No… —me rompí en ese momento.

La presión era demasiada. Necesitaba procesar aquella información con tranquilidad. Volví a dejar todo en el libro y los cargué todos firmemente contra mi pecho para poder irme de aquella casa que jamás fue mía. Mi… padre, no había tenido ningún derecho sobre mi, cómo para golpearme todos estos años. ¿Y mi ‘’madre’’? Lloriquee todo el camino hasta llegar a la casa de Justin. Entré por la puerta de atrás, por la cocina. No había nadie. Subí lo más rápido que pude las escaleras para ir directamente a la biblioteca. Me fui a un rincón, acuclillándome en una esquina y dejando todos los libros frente a mi. Volví a sacar aquellos papeles y continué con mi lectura.



Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)




No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer. 

Sálvame - Justin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 27

Justin sonrió satisfecho, mientras observaba como Aaron se iba alejando hacía la oficina del director. Aimé me miró con odio y supe ahí, que la venganza llegaría tarde o temprano. Se fue con su grupo de amigas afuera de la cafetería. Justin volteó a verme, la preocupación reflejada en sus ojos.

—¿Estás bien? Lamento no haber podido llegar antes.
—Si… Estoy bien… —murmuré por lo bajo.

Joshep apareció a su lado, sonriendo.

—Él es idiota de nacimiento.
—Oh, ¿en serio? No me había dado cuenta —dijo Chris sarcásticamente,
—¿Quieres terminar de comer para irnos? —me preguntó Justin, omitiendo los comentarios de sus amigos.
—Está bien.

(…)

Luego de las clases, guardé algunos libros para poder estudiar para el examen que tenía mañana de biología y fui junto con Justin hasta su auto para poder irnos a casa.

Una vez allí, él me tomó de la mano y entramos, siendo recibidos por Sr. Tuko, quien maullaba y se restregaba en nuestras piernas, agitando la punta de su cola en alto. El ambiente se llenó de las risas de Jazmin, quien corría siguiendo a Sr. Tuko. El gato la miró y comenzó a correr, mientras seguía maullando.

—¡Sr. Tuko! ¡Regresa! —Jazmin gritó, con una sonrisa plantada en su rostro.

Cuando pasó frente nosotros, Justin la agarro entre sus brazos y la alzó sobre su cabeza. Jazmin gritó por la sorpresa.

—¡Justin, déjame!
—Deja al pobre gato —rió.

Sonreí, viendo la escena familiar desconocida para mi. Los maullidos volvieron, cada vez más cerca. Sentí como la bola de pelos clavó las garras en mis jeans y comenzaba a trepar por allí. Reí, mientras Sr. Tuko continuaba su recorrido por mi pierna. Justin dejó a Jazmin sobre su espalda, haciendo que sus finas y pequeñas piernas abrazaran su torso. Jazmin rió al ver al gato llegando por mi vientre y comenzando a trepar por mi abrigo. Yo no sabía que hacer, solo reía algo nerviosa.

—¡Gato malo! ¡Déjala! —gruñó Justin.
—Quiero ver hasta donde llega —lo contradijo su hermana.

Sr. Tuko llegó hasta mis brazos, acurrucándose y escondiéndose entre ellos, ronroneando. Acaricie temerosa su lomo, mientras éste se arqueaba sobre mi mano. Jazmin aplaudió a gusto.

—Un día lo encontraremos plantado al techo —la voz de Pattie resonó en la sala, mientras salía de la cocina secándose las manos con un paño, sonriendo— Trepó la pared de alfombra que hay en la biblioteca. No se podía bajar y gritaba como loco. ¿O no, Jazmin?
—Si. Papá tuvo que subirse a una silla para sacarlo.

Justin la bajó, poniendo sus pies devuelta al suelo.

—¿Tienen una biblioteca aquí? —pregunté. Jamás había visto la casa completamente.
—Si. ¿Te gustaría verla? —me preguntó ella.

Asentí con la cabeza sin vacilar.

—Justin, ¿porqué no la llevas?
—Claro. Ve a dejar tu mochila a tu habitación.
—Vale.

Subí las escaleras y dejé la mochila sobre mi cama, aún sin soltar a Sr. Tuko. Justin estaba fuera, en el pasillo, esperándome.

—Es por aquí —señaló hacía otra escalera para ir a la planta superior. Lo seguí, observando cada rincón desconocido.

Él me guió hacía una puerta doble en madera tallada. Sr. Tuko ronroneaba y aquel sonido resonaba por todos los pasillos del tercer piso de la casa. Justin las abrió y encendió las luces, dejándome ver las muchas estanterías de tres secciones donde habían muchos, pero muchos libros.



Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)




No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer. 

Sálvame - Justin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 26

Justin se sentó junto a mi en uno de los asientos del frente, advirtiendo con la mirada que si alguien me molestaba o me decían algo les iría mal. Los amigos que Justin había echo el primer día que vino, Josh, Chris y Louis, jamás me habían dicho una palabra o me habían golpeado, lo que era extraño; pertenecían al equipo de futbol. Luego de Historia, ya en el receso, Justin me había dicho que se inscribiría para el equipo. Yo estaba feliz por él, por que cuando me lo había mencionado, sus ojos brillaron y una gran sonrisa había aparecido en sus labios. Me dijo que las prácticas eran la otra semana, y que luego de la escuela eran los entrenamientos previos. Yo esperaba luego que me dijera que me dejaría sola hasta que los entrenamientos terminaran, pero solo me dijo que antes de comenzar a calentar me llevaría a casa y que luego vendría de nuevo.

Yo realmente no estaba acostumbrada a ser tratada así, con cariño. Tal cual como me trataba Justin.

(…)

En el comedor, fui a buscar mi almuerzo donde las cocineras y luego de que les mostrara el pase de Almuerzo gratis, cogí la bandeja con algo de carne, lechuga y una naranja. Fui a la mesa que habitualmente ocupaba y me senté en una esquina. Saqué la naranja y comencé a quitarle la olorosa cáscara, dejándola a un lado. Le di un mordisco, sintiendo su sabor dulce y ácido dentro de mi boca. Estaba jugosa y deliciosa. Le pediría a la cocinera otra si es que quedaban aquí al final del receso.

La silla de mi lado hizo el ruido que yo ya conocía: alguien se sentó a mi lado. Creyendo que era Justin, voltee sin miedo, pero me encontré con aquellos ojos verdes que tanto miedo me hacía llegar a lo profundo de mi mente. Aaron sonrió al ver mi expresión. Tragué la naranja que tenía en mi boca mientras me encogía en mi lugar, intentando no volver a mirarle; el contacto visual era malo.

Él tomó un mechón de mi cabello castaño, retorciéndolo entre sus dedos y tirando de él cada vez fuerte. Cerré fuertemente los ojos rogando por que Justin llegara pronto.

—¿Cómo estás muñeca? —rió cínico.

Soltó mi cabello después de darle un fuerte tirón que me hizo gemir por lo bajo. Me pasó el brazo por mis hombros, comenzando a acariciar mi mejilla de una forma brusca.

—Así que… Tú y Bieber, ¿uh? —dijo, desviando su pulgar para acariciar mi labio inferior. Corrí la cara hacía un lado mientras me intentaba alejar de él, pero no me lo permitió.

—Suéltame… —susurré por lo bajo. Él agarró bruscamente mi rostro entre una de sus manos, apretándome las mejillas con fuerza.

—Escúchame bien, perra, aléjate de él. No puedo disfrutar de ti estando él cerca. ¿Lo has entendido? —espetó con tono autoritario. Me eché hacía atrás y, sacando el valor que hace tiempo había acumulado, le di una bofetada que resonó por el comedor. Todo el lugar quedó en silencio, mirando la escena que les mostrábamos.

Aaron quedó con el rostro volteado, respirando profundamente mientras una marca de mi mano comenzaba a hacerse visible en su mejilla. Me miró asesina mente. Se levantó, plantándose e irguiéndose sobre mi.

—Serás p-.

Fue interrumpido cuando fue lanzado hacía atrás, cayendo al suelo. Vi a Justinmirarme preocupado, viendo el miedo en mi expresión, en mis ojos. En mi posición; abrazando mi cuerpo lo más que podía, protegiéndolo de algún golpe. Las lágrimas que habían comenzado a caer por mis pálidas y temblorosas mejillas. Todo.

Gruñó, mientras se lanzaba sobre Aaron quien se recuperaba del golpe en su espalda que le había quitado todo el aire a sus pulmones. Le comenzó a golpear y lanzar puñetazos al rostro de él, mientras sentía los murmullos de los demás. Louis y Joshep aparecieron frente a Aaron y Justin y arrastraron a éste último hacía atrás, mientras él luchaba por liberarse y seguir.

—¡Déjenme matar a ese bastardo, maldita sea! —gruñó.
—¡Justin, cálmate! La estás asustando.

No me había dado cuenta de que Chris estaba a mi lado, hablándome. No lo escuchada por lo asustada que estaba. Mi cuerpo temblaba demasiado, como si estuviera en un terremoto personal. Mi piel, pálida y muy fría. Justin al escuchar y recapacitar la última frase de Joshep, miró a mi dirección, cambiando su expresión por completo. Se soltó de ambos y vino hacía mi, estrechándome muy fuerte entre sus brazos.

—Lo siento, _______…
—Justin, me q-quiero ir… —murmuré en su oído, mis brazos a mis costados, sin moverlos.
—¿Qué ha sucedido aquí? —preguntó el Director que acababa de llegar.

Aaron estaba sentado, limpiándose la sangre de la nariz y de la boca. Se levantando, mirando amenazadoramente hacía nuestra dirección. Podía verlo a través de mis cabellos y sobre el hombro de Justin. Cerré los ojos con fuerza, enterrándome en su pecho.

El Director suspiró.

—¿Alguien me puede decir lo que sucedió aquí?
—Justin empezó —saltó Aimé, apareciendo al lado de su novio.
—Porque él estaba acosando a _____ —señaló Justin, mientras se apartaba de mi y miraba a los presentes allí.
—¡Ella me golpeó! —saltó Aaron.
—Te escuché, imbécil. La llamaste perra —gruñó.
—Vocabulario —espetó el Director. Miró a Aaron y luego su mirada cayó en mi cara pálida y ojos húmedos. Aquel hombre me había ayudado demasiadas veces con Aimé o con otras personas. Le debía la vida— Aaron, acompáñame.

Él comenzó a caminar hacía la salida de la cafetería. Aimé nos miró fijamente y luego besó duramente a Aaron en los labios, sin pudor de las miradas allí presentes. Cuando se apartó, Aaron le sonrió y, luego de mirarnos por igual, se alejó, siguiendo las pisadas invisibles del director.



Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)





No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer. 

Sálvame -Justin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 25 

Miré mi primer desayuno en años. Me senté frente al tazón, cogí la cuchara que estaba al lado de éste y comencé a comer. Los cereales estaban crujientes y eran muy dulces y deliciosos, demás que la leche le daba más sabor. Justin me miraba de vez en cuando, luego de que su padre saliera de la cocina para poder ir a trabajar.

Una vez que hubiera terminado, él se levantó, tomó mi tazón y lo dejó dentro del lavaplatos. Me sonrió.

—Bien. Tenemos veinte minutos antes de la primera clase, y de aquí a la escuela son como diez minutos en auto. Llegaremos bien —se encogió de hombros.

Me tomó de la mano y me dirigió a la sala, dónde él cogió su mochila y yo la mía. Sacó las llaves de su auto de su bolsillo delantero de la chaqueta y abrió la puerta.

—¡Ya nos vamos, mamá!
—¡Bien! ¡Cuídense!

Justin salió, sin soltarme la mano aún, y se dirigió a su auto luego de cerrar con firmeza la puerta de entrada. Abrió el auto y me abrió la puerta del copiloto.

—Las damas primero —dijo haciendo una mueca graciosa.

Reí tímidamente sin decir ni una palabra. Me acomodé en el asiento de cuero frío y dejé la mochila vacía a un lado. Luego de que él se subiera, hizo partir el motor y nos pusimos en marcha.

Luego de dos minutos por los senderos cubiertos de nieve aún no derretida, subimos por la carretera y sentí como Justin aumentaba la velocidad de apoco.

El camino fue mayormente silencioso. La radio estaba apagada y solo escuchábamos las ruedas sobre el asfalto, el motor y nuestras respiraciones. Me acomodé contra la puerta, mirando por el rabillo del ojo de vez en cuando el serio perfil de Justin, sus azules ojos sumidos en pensamientos que no conocía. En ningún momento descubrió que yo le miraba.

La escuela se veía ya, cuando aún quedaban once minutos para la primera clase. Justin estacionó el auto junto a uno rojo y uno blanco. Quitó las llaves, se bajó con su mochila en la mano y me ayudó a mi luego a bajarme. Cerró la puerta y cerró el auto para luego volver a tomarme la mano. Me coloqué mi mochila en un hombro y, antes de comenzar a caminar hacía la entrada me detuvo y me miró fijamente.

—Yo te estaré mirando cuando no esté contigo, aun que tú no me puedas ver, ¿vale? No dejaré que nadie te moleste, estaré cerca de ti.
—Justin … —quise protestar, pero con su expresión dura, ojos firmes y la mandíbula apretada supe que era mejor no hacerlo— Bien… Agg, gracias…
—No hay porqué —me sonrió y comenzó a caminar sin soltarme la mano y manteniendo nuestros dedos firmemente unidos.

A medida que nos acercábamos hacía la entrada, las personas se nos quedaban mirando. Algunos murmurando a las personas a su lado y solo mirándo completamente impresionados, porque, claro, ¿cuándo se habrán imaginado a mi caminando de la mano con un chico? Nunca. La incomodidad comenzaba a aparecer en mi rostro, mientras disimuladamente intentaba soltar el agarre de los dedos de Justin sobre los míos. Él no me dejó.

Me –prácticamente- arrastró por los pasillos hasta llegar a mi casillero, dónde dos chicos estaban apoyados, hablando y riendo. Justin resopló, antes de carraspear la garganta. Ambos voltearon a verle y su sonrisa desapareció. Sus miradas luego bajaron a mi, que estaba mirando hacía otro lado, asustada mientras tragaba sonoramente saliva.

—¿Les importaría? —señaló mi casillero. Ellos se miraron y, sin decir ninguna palabra, avanzaron a pasos rápidos, dejando al descubierto la palabra ‘’puta’’ con plumón escrita sobre la pared azul de éste. El agarre se intensificó, tanto que comencé a pensar que Justin podría romperme los dedos con facilidad.

Los chicos que antes estaban allí, se echaron a correr, desapareciendo entre la multitud de personas que se habían acercado a ver el espectáculo.

Sentí a Justin gruñir por lo bajo, intentando hacer caso omiso a sus instintos que decían que fuera tras ellos para darles una lección. Él me miró, sabiendo que intentaba deducir la expresión de mi rostro: tranquilidad.

—Luego los buscaré para charlas con ellos —suspiró. Sacó un pañuelo que llevaba en uno de los bolsillos y comenzó a limpiar la palabra, que luego de unas frotadas, comenzaron a desaparecer.

Una vez que la mayoría de las letras hubieran desaparecido, se hizo a un lado y me soltó la mano.

—Saca tus cuadernos para que vayamos a clase —señaló.

Asintiendo, introducí mi clave antes de abrirlo y sacar los respectivos libros que necesitaba para mis siguientes dos clases y los guardé en la mochila. Volví a colocármela en el hombro y miré a Justin, quien me miraba.

—Vamos —dijo, pasando uno de sus fornidos brazos por mis hombros y dirigiéndome a nuestra única clase juntos: Historia.


Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)




No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer. 

Sálvame - Justin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 24

Una sonrisa de a poco comenzaba a iluminar el rostro de ________, quien seguía mirando al gato con cierta curiosidad e interés. Mamá estaba hablando con mi padre, acerca de algo que no podía descifrar muy bien. Jazmin miraba fascinada a ________ y al gato, quien tenía los ojos cerrados y ronroneaba a gusto.

—A Sr. Tuko le gustas —sonrió Jazmin.
—Supongo que… si.

______ le entregó el gato a Jazin. Al instante, este abrió los ojos, pero continuó con su ronroneo.

—¿Porqué no vamos a desayunar? —sugirió mamá, mientras se dirigía a la cocina.
—¿No han desayunado? —pregunté, mientras iba con ella.
—Si, nosotros si. Les prepararé algo a _______ y a ti, ¿bien?

Asentí, mientras besaba su mejilla con cierto cariño y salía de la cocina para ir a lavarme las manos.

—Llamamos a la escuela —me mencionó ella antes de que yo pudiera desaparecer— Los vientos de anoche hicieron que cayera un árbol en la cancha y las clases se retrasaron. Comienzan a las once y terminan una hora después de lo habitual.

—Bien. Le diré a ______ que comience a prepararse, entonces —sonreí. Caminé escaleras arriba, donde había escuchado los pasos de ______ hace unos pocos minutos. Ella estaba en su habitación, observando una caja musical que contenía una pequeña bailarina de ballet que se movía en el centro de la caja. Alrededor de ésta, habían joyas pertenecientes de mi madre.

Golpee la puerta dos veces, ella se sobresaltó y cerró la caja lo más rápido que sus manos le permitieron y me miró sonrojada.

—¿Qué hacías? —pregunté en el umbral.
—Yo… escuchaba esta caja… —murmuró, avergonzada— No importa, ¿verdad?

Negué.

—Oye, mamá me avisó que las clases empezaban a las once, será mejor que te comiences a preparar, ¿vale?
—Vale.

| PDV de ______ |

¿Se habrá enojado conmigo? No quería que Justin se enfadara conmigo. Era la única persona que tenía mi confianza ya ganada. Él me miró y cerró la puerta cuado salió de la habitación, dejando un silencio espantoso. Caminé y, algo nerviosa, abrí el closet.

Cuando llegué del hospital, Pattie, lo primero que hizo al llegar, fue ir al armario de su habitación y sacar mucha ropa que, según ella, ya no utilizaba. Comenzó a guardarla en el armario de esta habitación y me dijo que si necesitaba algo para mi, se lo dijera a ella directamente y ella solucionaría las cosas. Pero no me atrevía a pedirle algo, que ella gastase su dinero en mi necesidad. No lo necesitaba.

Miré con atención y curiosidad las prendas colgadas y dobladas. Había de toda clase y de todos colores. Acerqué una mano a una tela de color beige, y las puntas de mis dedos rozaron la fina tela brillante y suave. De buena calidad.

Miré pantalones de buzo, jeans, camisas, blusas, remeras, chalecos y polerones y abrigos de todo tipo. Tenían diseños juveniles, diseños de los años 60 y 70. ¿Cuánta ropa tendrá en total el armario de Pattie?

Saqué una remera manga larga de color gris, que tenía en negro un dibujo de un ojo con lágrimas. Saqué una chaqueta que me pareció realmente hermosa. Era negra, de una gruesa tela que me protegía del frío de la mañana, con varios bolsillos con cremalleras y cuellos y puños elasticados. También cogí unos jeans que pretendían parecer los más ajustados del mundo, pero luego de observarlos bien logré deducir que eran elasticados.

Para los pies unas botas, las que estaba usando ayer, que eran de piel falsa y peludas en algunas partes.

Por primera vez en mi adolescencia, me sentí bonita.

La habitación tenía un espejo de cuerpo entero ovalado, con un hermoso cuadro de plata con diseños. Me miré allí, sin saber que decir.

¿Qué diría mi madre si me viera así, así de bonita? Toqué mi cabello que se encontraba desordenado y algo enredado. ¿Dónde habrá un cepillo? Mi cepillo se había quedado en la habitación de mi casa, y no tenía nada más.

Cuando me dirigía a recoger el bolso que Pattie me había dado para la escuela, tocaron a la puerta antes de abrirla. Pattie apareció por la puerta, sonriendo levemente y con una bolsa de supermercado en la mano.

—Compré algunas cosas para ti cuando veníamos de vuelta.
—No debiste, Pattie… —comencé a protestar, pero ella me detuvo.
—Ahora eres parte de esta familia, y necesitas tus cosas personales, ¿no? —sonrió. Hizo que me sentara en la cama y ella se sentó frente a mi, comenzando a sacar las cosas de la bolsa— Te traje un cepillo de dientes y un cepillo para pelo. También un desodorante, Shampoo y bálsamo, cremas, perfumes, ropa interior nueva y algunas cosas para el cabello.

Miré todos los productos para mi sobre las colchas del final de la cama.

—Pattie… Gracias, de verdad —sonreí. Ella me devolvió la sonrisa y me abrazó.
—Recuerda que si necesitas algo más, solo pídemelo, ¿si?

Asentí con la cabeza. Ella me avisó que el desayuno estaba abajo esperando por mi y por Justin, y que tenía menos de media hora para terminar para ir a la escuela. Me dejó para que terminase de hacer lo que tuviera que hacer.

Agarré el cepillo y le quité la etiqueta. Mi cabello estaba realmente enredado, más de lo que pensaba, y me demoré demasiado solo con desenredarlo. Las ondas que yo tenía –recordé yo- eran muy parecidas a las imágenes que tenía mi padre sobre el estante que estaba en el pequeño salón de nuestra casa. Mis cabellos finos, algo oscuros y con visos de colores más claros. Lo toqué, suspirando complacida por sentirlo así de suave entre mis dedos. Agarré la mochila –que estaba vacía, ya que tenía todo en la escuela- y bajé las escaleras, mientras me mordía el labio. Dejé la mochila sobre el sofá y fui a la cocina. Justin estaba allí, con una chaqueta de cuero, una camisa azul y jeans que hacían juego con su chaqueta y unas botas como las que usaban los motociclistas. Estaba comiendo una manzana mientras hablaba con su padre acerca del equipo de la escuela hasta que entré yo y se detuvieron. Justin me miró fijamente y me sonrió.

—Te pareces a mi madre —dijo, mientras me señalaba un tazón pequeño con cereales y leche— Come para que nos vayamos.



Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)




No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer. 

Sálvame - Justin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 23

La miré acercarse a mi, mientras agarraba entre sus dientes su labio inferior. Su castaño cabello caía desordenadamente por sus hombros y espalda, también parte de sus mejillas. Ella se corrió el cabello hacía atrás de su oreja, justo después de plantarse frente a mi. Se le veía realmente nerviosa y adorable.

—¿Qué tienes?
—Es que… yo… —hizo una pausa, mientras mirada detenidamente cada parte de mi habitación a través de las penumbras— Tuve una… pesadilla… Y cuando me desperté, hiciste que desapareciera, y yo…
—¿Qué soñaste? —le pregunté, mientras le agarraba la mano.
—Era mi madre… Vi… Como moría frente a mis ojos —sus ojos se aguaron, su mirada perdida hacía la nada— La extraño, Justin… —sollozó, mientras soltaba llevaba ambas manos –luego de soltarme- a la cara para cubrirla.

Me levanté y me acerqué a ella para envolverla en mis brazos y así, hacer que se sentara conmigo. Acuné su débil cuerpo entre mis fornidos brazos, mientras acariciaba su cabello reconfortantemente.

—Shh… cariño, no llores. Ven, ¿porqué no dormimos juntos por esta noche, mhm? —sugerí.

Ella se secó las lágrimas con las mangas de su pijama y asintió, algo avergonzada. Abrí las colchas y me acosté, para que luego ella se acostara junto a mi, dándome la espalda. Pasé los brazos por su cintura y la acerqué más a mi cuerpo, haciendo así una ‘’cucharita’’. Besé su húmeda mejilla, mientras ______ intentaba controlar su respiración. Mantenía los ojos cerrados, sin moverse. Me quedé allí, junto a ella, en la oscuridad y silencio de la noche, hasta que mi cuerpo y mente cayó en un profundo sueño, recordando el aroma del cabello de la chica que tendía a mi lado.

(…)

Las aves canturreaban fuera de la ventana, y unos pocos rayos desgastados de sol intentaban con todas sus fuerzas iluminar el sol a través de las nubes que no se querían ir de allí. Me desperté cuando unas ráfagas de viento chocaron contra la ventana de mi habitación, provocando un molesto silbido. ______ seguía a mi lado, completamente acurrucada entre mis sábanas y colchas. Sonreí. Vi que mi móvil tenía la pantalla encendida, por lo que lo tomé y revisé el mensaje de mi madre que había allí:

‘’Estaremos allí en la mañana’’

Revisé el reloj que se encontraba junto a mi cama, sobre un mueble. Eran las 10 pm. Suspiré, mientras revolvía mi cabello. Agité suavemente a ______, mientras me acercaba hasta su oído.

—Cariño. Cariño, despierta.

Sus párpados se agitaron antes de que los abriera. Me miró fijamente antes de sentarse, mientras se restregaba los ojos con pereza.

—Debemos levantarnos. Mis padres estarán aquí en cualquier... —la puerta siendo abierta me detuvo. Sentí la chillona y agitada voz de Jazmin allí abajo— …momento. —sonreí. Revolví su cabello antes de levantarme y estirar mis articulaciones.

La miré antes de llegar a la puerta.

—Será mejor que bajemos.
—Bien.

Ella se levantó y me siguió escaleras abajo. Mis padres llevaban algunas bolsas –que seguramente son los regalos que mi tía Dorothea siempre les da cuando van-. Ellos nos miraron y sonrieron, mientras se quitaban sus abrigos y dejaban sobre los sofá todas las cosas.

—Hola chicos. ¿Cómo durmieron? —nos preguntó mi madre, mientras sacaba de una de las bolsas dos paquetes y se dirigía a nosotros. Me tendió uno que tomé, luego el otro se lo dio a ________, quien la miraba extrañadamente.

—Hola, Pattie… ¿Esto es para mi? ¿Sabía que yo… —mi mamá la detuvo negando con la cabeza.
—No, pero le conté y ella rebuscó entre sus cosas hasta hayar eso que hay allí. Espero que te guste —sonrió.
—Hola mamá. ¿Dónde está Jazmin?
—¡Aquí estoy! ¡Mira lo que tía Dorothea me regaló! —gritó por algún pasillo. La vi correr hacía aquí con algo colgando desordenadamente en sus brazos.

_______ miró con curiosidad aquel bulto de colores varios. Esa cosa chilló, mientras Jazmin intentaba tomarlo con más fuera.

—¡Jazmin! ¡Pobre gato! —exclamó mi padre, mientras reía.

Jazmin se acercó a mi y me lo dejó sobre los brazos. La pequeña bola de pelos maulló y gimió, revolviéndose nerviosamente sobre mi y enterrándome las garras.

—¡Ouch! ¿De dónde salió? —pregunté. _____ se alejó de mi varios pasos, manteniendo distancia entre el gato y ella.
—¿Recuerdas a la gata de tía Dorothea? Quedó preñada y cuando fuimos los gatos ya habían nacido. Tía Dorothea le regaló uno a Jazmin, y ella fue quien lo eligió.
—¡Y se llama Sr. Tuko!

______ la miró, algo nerviosa.

—¿Sr… Tuko? —preguntó, mientras lamía sus labios.
—Sip. ¡Justin! ¡Deja que ______ lo tome!
—No, no… Nunca he tomado un gato, no sé como hacerlo —se adelantó a decir ella.

La miré, mientras me acercaba a ella con una sonrisa.

—Yo te enseño. Descuida, Sr. Tukito se porta bien, ¿no es cierto, bolas de pelos? —como si el gato me hubiera escuchado, maulló— Extiende tus brazos —le ordené, al tiempo que ella lo hacía. Dejé al gato sobre ellos, quien maulló nuevamente y comenzó a ronronear, dando a entender lo cómodo que estaba— Puedes hacerlo cariño. No te morderá —aseguré.

Ella me miró, mientras suspiraba y con una mano –la que dejó libre del gato-, acarició entre las orejas el suave pelaje del Sr. Tuko.
 


Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)




No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer. 

Sálvame - Justin Bieber y tú

Sálvame | Capítulo 22 | PDV de Justin.

Eran las 2 am; y ______ se había quedado dormida en una de las habitaciones. Mi madre me había llamado avisando que por la tormenta no irían a casa, tal y como sospechaba. Luego de que la junta terminara, me levanté y fui a buscar a ______, quien seguía dormida enrollada entre las colchas y sábanas. Tenía una expresión de completa paz en ese momento, la que debería llevar todo el maldito día.

Me acerqué a ella y la cargué, pasando sus piernas por encima de uno de mis brazos y con el otro aferrándola a mi por los hombros. La saqué, sin despertarla, por la puerta hasta la salida.

Allí estaban aún Michael y Jared, quienes hablaban animadamente. Ambos miraron en mi dirección cuando aparecí por la puerta. Jared miró fijamente a _____, antes de apartar la mirada.

—¿Desde cuando se quedó dormida?

Me encogí de hombros ante la pregunta de Jared.

—Luego de que comenzara a cabecear, bostezar y después de que la enviara a la habitación.

Él volvió a mirarla.

—Es tan bonita cuando duerme.

Lo miré furiosamente, mientras intentaba no ir y darle una patada. Michael –que supuestamente entendió mi mirada- golpeó con la mano en la nuca de Jared, haciendo que éste se sobresaltase.

—¿Qué? ¿Qué dije?
—Cállate Jared. No tienes oportunidad. Ella te tiene miedo.
—Me tiene miedo incluso a mi —susurré, mientras miraba sus párpados cerrados y recordando el día en que la conocí, sabiendo que lo primero que vi de ella fue su ojo morado e hinchado.

Jared carraspeó.

—¿Alguno de los dos notó que Kyle fue muy distante con ella? —preguntó éste, intentando cambiar de tema.
—Kyle jamás actúa así ante otras personas. Es solo que él, antes de que escapara de México, tenía una hermana. Murió en una explosión junto a su madre. Cuando llegó y me lo contó, me mostró una fotografía de ella. _____ podría ser perfectamente la réplica exacta de ella. Quizás Kyle se sintió mal en cuanto la vio.

Miré a Michael. Jamás me había enterado de aquello. ______ se revolvió en mis brazos antes de suspirar dormida y volver a acurrucarse entre ellos.

—Será mejor que me vaya.
—Recuerda que si ves un auto fuera de tu casa, son los guardias que contraté para ti. Se irán en la mañana.

Asentí, y despidiéndome de ellos, salí fuera, cubriendo el rostro expuesto al frío de _______ lo más que podía haciendo que ella se apegara a mi pecho. Abrí el coche y la subí a ella en el asiento del copiloto, tirando de éste hacía atrás para que ella quedara más o menos recostada. Subí luego yo, encendí en auto y me dispuse a manejar a, ahora, nuestra casa.

(…)

Luego de entrar a ______ en mis brazos, ésta se despertó en cuanto la dejé sobre la cama de su habitación. Soñolienta, me miró y luego suspiró cansada.

—Intenta seguir durmiendo, pequeña —murmuré. Saqué uno de los pijamas que mi madre le había regalado a ______, que estaba echo de un suave y cálido algodón. Hice que se sentara— Vamos a ponerte ese pijama.

Ella se pasó las manos por la cara, intentando quitar un poco de su sueño. Ella luego alzó la vista para mirarme.

—¿Vas a ayudarme a cambiarme? —preguntó, con la voz débil.
—Sólo si tu quieres.
—Tengo sueño.
—Si quieres dormir, primero debes ponerte el pijama para que estés más cómoda —le sonreí.
—Ayúdame. No creo lograr poder ponérmelo bien.

Asentí, mientras ella cerraba los ojos y bostezaba. Le quité el abrigo, dejándolo sobre una de las sillas que estaba a un lado de la cama. Luego le quité la camiseta, deteniéndome un momento para poder ver sus cicatrices. Tragué profundo, mientras retiraba la mirada y me calmaba para no ir en ese momento hacía el bastardo que le había echo todo eso a ella. Le puse la parte de arriba del pijama, ella acomodándola alrededor de su cuerpo.

—Ayúdame para poder quitarte los pantalones.

Ella se levantó, luego me miró.

—Creo que puedo ahora.
—Bien. Llámame si necesitas algo —le dije, mientras sonreía. Salí de la habitación, manteniendo en mi mente cada línea de un color más claro que el de su suave piel, que estaban impregnadas en ella.

Gruñí por lo bajo, mientras iba a mi habitación. Jamás pensé que alguien estaría así de lastimado, pero con ______ en mi casa, todo era diferente. Había visto en el estado que se encontraba su cuerpo, haciendo que mi mente involuntariamente comenzara a imaginarse lo mal que lo había pasado todo este tiempo.

Intentando quitar todos aquellos pensamientos que llenaban mi mente, me desvestí para darme una ducha.

(…)

Luego de salir del baño, vi la hora en el pequeño reloj que estaba al lado de mi cama. Eran las 2:54 am. Me coloqué el pijama que tenía guardado bajo la almohada y suspiré, agitando mi cabello ya seco por la toalla. Me acosté, abriendo las colchas y sintiendo en mis pies lo frío que estaba el interior de mi cama, aun que no me preocupé. Suspiré, intentando agarrar el sueño que nunca venía.

Luego de unos minutos, teniendo mis ojos cerrados e intentar dormir, sentí unos tímidos golpes en mi puerta. Abrí mis ojos, mientras me sentaba y suspiraba.

—Entra _____… —dije, mientras veía como la puerta se abría y _______asomaba su cabeza por entre la puerta y el umbral.
—¿Estabas despierto?
—Si. No te preocupes. ¿Qué sucede?
—No… No puedo dormir.
—Yo tampoco.

Miró hacía abajo, mientras se acercaba a mi a pasos lentos y tímidos.



Escritora original: Gabriela Elgueta (@SwagGaaba)




No olviden que si les gusto el vlog pueden darle +1, comentarlo y compartirlo con sus amigos eso me ayudaría de mucho. Muchas gracias por leer.